El desfiladero de Mont-rebei, un camino de altura en Pirineos

  • Es una garganta de 500 metros de altura con paredes que a ratos casi se tocan.
  • El paseo por esta senda, tallada a media altura en la pared, lleva una hora.
  • Es hogar natural de nutrias, buitres, quebrantahuesos y águilas reales.
El desfiladero de Mont-rebei mide algo más de un kilómetro.
El desfiladero de Mont-rebei mide algo más de un kilómetro.
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El desfiladero de Mont-rebei mide algo más de un kilómetro.

El congost o desfiladero de Mont-Rebei ofrece un kilómetro de recorrido a pie en el corazón de los Pirineos pero, a diferencia de otras rutas, discurre por un sendero labrado en la roca. el El Noguera Ribagorzana, un río que transporta dulces aguas pirenaicas, da un tajo limpio y profundo al macizo del Montsec. Son las cosas que hace la erosión fluvial proyectada en el tiempo.

Mont-Rebei, Refugio de Fauna Salvaje desde el año 2005, es una garganta de medio kilómetro de altura cuyas paredes distan sólo 20 metros en algunos puntos. La localidad oscense de Puente de Montañana, con sus tres iglesias románicas, los restos de dos castillos y el puente romano, es la puerta de acceso al desfiladero.

Para iniciar la ruta, llegaremos al aparcamiento de la Masieta, cerca de Puente de Montañana, pero en la margen leridana. El camino bordea la cola del embalse de Canelles y tras kilómetro y medio alcanza el barranco Fondo, afluente del Noguera Ribagorzana. Cruzamos un puente colgante metálico de 30 metros de longitud –de estilo tibetano–, y con el susto en el cuerpo comienza el desfiladero.

El único camino posible es una vieja senda de herradura tallada en 1984 a media altura en la pared vertical. No apto para aquellos que sufren vértigo, el paseo de algo más de una hora, nos pone en nuestro lugar ante la naturaleza.

La piedra calcárea y el paso del río Noguera Pallaresa han labrado el congost, hogar natural de buitres, quebrantahuesos y águilas reales, aves que se observan sin dificultad, en especial durante la época de cría, de diciembre a junio. Abajo, en las aguas, veremos nutrias.

Cada vez más angosto se ve el azul del cielo y casi al final del recorrido las paredes se curvan y solapan, o eso nos parecerá. De golpe, al doblar la siguiente esquina, el paisaje se abre, el desfiladero se esfuma y el río se aleja mansamente.

Fuente: Guía Repsol. Rutas, mapas, restaurantes … ¡Planifica con nosotros tu viaje!

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